El mercado laboral chileno ha experimentado transformaciones relevantes en las últimas décadas, tanto en términos de participación, composición ocupacional, como de regulaciones que lo estructuran. Por ejemplo, entre 1990 y 2022, la tasa de ocupación aumentó de 47,7% a 56,9%, mientras que la inactividad se redujo de 48,0% a 37,7%, reflejando una mayor inserción laboral de la población adulta . Sin embargo, esta mejora agregada esconde diferencias por quintil de ingreso: en el grupo I (el más vulnerable), la tasa de ocupación cayó de 32,9% a 28,6%, mientras que en el quintil V aumentó de 59,1% a 80,9%.