En un contexto marcado por la internacionalización de los negocios, la transformación tecnológica y la creciente interdependencia económica, la movilidad de ejecutivos y altos cargos se ha convertido en un componente estratégico para la competitividad de los países y de sus principales sectores productivos. Más allá de los movimientos individuales de profesionales, esta dinámica refleja un fenómeno estructural que influye directamente en la capacidad de las organizaciones para adaptarse, innovar y posicionarse frente a estándares globales.
En los últimos años se puede observar en el país una importante presencia de ejecutivos extranjeros en posiciones de liderazgo, especialmente en industrias intensivas en conocimiento o capital, como minería, energía, tecnologías de la información, finanzas y retail. Paralelamente, también ha crecido el interés por exportar talento chileno a mercados internacionales, lo que pone en evidencia un ecosistema laboral cada vez más conectado y exigente.
